Las Tortugas Marinas en Grave Peligro de Extinción
La Convención Interamericana para la Protección y Conservación de las Tortugas Marinas se encuentra reunida por tres días en Panamá. El objetivo es definir estrategias para proteger esta especie en peligro de extinción debido principalmente a la actividad humana.
Científicos de 15 países deliberarán hasta el viernes para analizar diversos tópicos sobre el asunto, entre ellos los efectos que tendrá en las tortugas el derrame de petróleo en el Golfo de México, ocurrido el pasado mes de abril.
Verónica Cáceres, secretaria de turno de la Convención, dijo que en el continente americano se está trabajando con seis especies de tortugas amenazadas con desaparecer. Según Cáceres, las tortugas canal, carey y lora, están en peligro crítico de extinción. Las mayores amenazas son la pesca y la sustracción de huevos de las playas de anidación. A ellos se suman la desordenada construcción de hoteles cerca de la costa y el cambio climático, además de la natural depredación de las pequeñas tortugas. Cáceres pidió a los países que unifiquen las leyes de protección porque los esfuerzos de un solo estado no son suficientes.
Convenios de Protección
En los acuerdos internacionales sobre protección a fauna y flora hay varios que hacen referencia directa o indirecta a las tortugas marinas y, gracias a ellos, se han logrado avances en las legislaciones nacionales. Sin embargo, esos convenios no impulsan estrategias regionales, es decir que no se coordinan acciones de conservación.
Algunos tratados, como el CITES, tratan el tema únicamente desde el punto de vista del comercio, pero dejan fuera la cacería para la subsistencia y la protección de las áreas donde habitan estos reptiles. Ello redunda, dice Cáceres, en que los distintos países no protegen de forma conjunta a una especie que, por ejemplo, anida en México y busca su alimento en aguas de Perú o Chile. Las tortugas marinas son muy vulnerables a los depredadores naturales pero también deben a los seres humanos, que las cazan por su carne y sus caparazones, roban sus huevos, o las matan accidentalmente.
Actualmente existen ocho especies de estos reptiles quelonios en diversos lugares del mundo. Son los más antiguos del planeta y descienden de tortugas terrestres que en algún remoto momento de su historia, cuyo origen se remonta a 180 millones de años, eligieron habitar el océano.
El peso de los adultos varía entre los 40 y los 650 kilos. Las hembras adultas desovan cada dos o tres años y, con sus extremidades traseras que evolucionaron en aletas, cavan un nido en la arena y depositan 100 huevos o más, dependiendo de la especie. Entre 50 y 70 días después,
las tortuguitas emergen por la noche y para llegar al agua se guían por el reflejo de la espuma de mar y por eso, las luces en la playa pueden confundirlas y conducirlas a la muerte. Una vez en el mar, las crías se enfrentan a muchos depredadores naturales y se estima que sólo sobrevive una de cada mil. Derrame de Petróleo
Hasta dentro de diez años no se sabrá el efecto que tendrá sobre las tortugas marinas el derrame de 780 millones de litros de petróleo en el Golfo de México, según afirmaron los científicos reunidos en Panamá.
La plataforma petrolera de la British Petroleum se incendió y luego se hundió en abril pasado, rompiéndose las cañerías de extracción en el fondo del mar. El continuo fluir de hidrocarburos recién pudo detenerse a mediados de julio.
Desde Panamá, los científicos alertan que, si bien se está limpiando de forma dudosa la superficie de las aguas, el problema es el daño causado al fondo marino. Allí se encuentran muchas especies de las que se alimentan las tortugas. Uno de esos reptiles en mayor peligro de extinción es la tortuga Lora, que se alimenta de camarón, cangrejo y moluscos, animales que habitan el fondo del mar.
Por otra parte, se desconoce qué sucedió con la mayoría de las nuevas crías, debido a que el derrame se produjo al inicio de la temporada de nacimientos. El delegado de EEUU en la Convención, el biólogo de tortugas marinas Jeff Seminoff, dijo que las tortugas jóvenes se agrupan para alimentarse en una zona actualmente contaminada por el derrame, por lo que quedaron sin comida y atrapadas, al no tener la capacidad de moverse a mucha distancia. A ello se suma que la zona de la desembocadura del Río Mississippi está sobrexplotada, lo que agrava aún más el problema.